Jesús respondió: “A ustedes se les han dado entendimiento de los misterios del reino de Dios, pero a los demás se les han dado ilustraciones, de manera que ‘aunque ven, realmente no ven; y aunque oyen, realmente no entienden’.
Sin embargo, cuando el Espíritu de verdad venga, él les enseñará toda la verdad. Él no habla por su propia cuenta, sino que solo dice lo que escucha, y les dirá lo que va a suceder.
He estado hablándoles mediante un lenguaje figurado. Pero dentro de poco dejaré de usar el lenguaje figurado cuando hable con ustedes. En lugar de ello, voy a mostrarles al Padre claramente.
Él debatía en la sinagoga con los judíos y con los adoradores de Dios, así como también lo hacía en las plazas del mercado con los que se encontraba cada día.
“¿Acaso no les dimos orden de no enseñar en este nombre?” preguntó el Sumo Sacerdote, con tono exigente. “¡Miren, han saturado a toda Jerusalén con su enseñanza, y ahora ustedes tratan de culparnos por la muerte de él!”