Si tu hermano creyente se siente ofendido por ti, en términos de comidas, entonces ya tu conducta no es de amor. No destruyas a alguien por quien Cristo murió por la comida que eliges comer.
Pero ustedes no siguen su naturaleza pecaminosa sino al Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Porque aquellos que no tienen el Espíritu de Cristo dentro de ellos, no le pertenecen a él.
¡Miren lo que tienen delante de sus ojos! Todo el que crea que pertenece a Cristo debe pensarlo dos veces, porque así como ellos pertenecen a Cristo, nosotros también le pertenecemos.