Pedro levó a Jesús con él aparte y comenzó a decirle que no era bueno que hablara así. “¡Dios no permita, Señor, que algo así llegue a ocurrirte!” le dijo.
Jesús estaba dormido en la parte trasera de la barca, con su cabeza recostada sobre un almohadón. Entonces los discípulos lo despertaron, gritándole: “¡Maestro! ¿No te preocupa que estamos a punto de ahogarnos?”
Marta estaba preocupada por todas las cosas que debían hacerse para preparar la comida, así que vino donde Jesús y le dijo: “Maestro, ¿no te preocupa que mi hermana me ha dejado haciendo todo el trabajo a mí sola? ¡Dile que venga y me ayude!”
He estado hablándoles mediante un lenguaje figurado. Pero dentro de poco dejaré de usar el lenguaje figurado cuando hable con ustedes. En lugar de ello, voy a mostrarles al Padre claramente.
“Yo le he hablado abiertamente a todos”, respondió Jesús. “Siempre enseñé en las sinagogas y en el Templo, donde se reunían todos los judíos. No he dicho nada en secreto.