Los Fariseos y líderes religiosos que habían descendido desde Jerusalén para conocer a Jesús
Pero los líderes religiosos de Jerusalén, decían: “¡Él está poseído por Belcebú! ¡Es en nombre del príncipe de los demonios que los expulsa!”
se dieron cuenta de que algunos de sus discípulos comían con las manos “impuras” (es decir, sin lavar).
Un día, mientras Jesús enseñaba, los Fariseos y los maestros religiosos que habían venido de Galilea, en Judea, y de Jerusalén, estaban allí sentados. Y el poder sanador del Señor estaba con él y por eso podía sanar.