Por no haber estado allí la primera vez para llevar el Arca, el Señor, nuestro Dios, estalló en violencia contra nosotros. No la tratamos de acuerdo con sus instrucciones”.
“¿Puede alguien entrar a la casa de un hombre fuerte y robar sus pertenencias sin atarlo primero? Si haces esto, entonces puedes robar todo lo que hay en su casa.
Entonces comenzó a difundirse la noticia acerca de él por toda la provincia de Siria. La gente traía delante de él a todos los que estaban enfermos: personas afligidas por todo tipo de enfermedades, personas poseídas por demonios, enfermos mentales, paralíticos, y él los sanaba a todos.
Cuando el demonio fue expulsado de él, el hombre habló, y las multitudes estaban maravilladas. “Nunca antes había ocurrido algo como esto en Israel”, decían.
Los hombres que cuidaban el rebaño de cerdos salieron corriendo, y difundieron la noticia por toda la ciudad y en el pueblo. La gente vino a ver lo que había pasado.
A menudo había sido atado con cadenas y grilletes, pero fácilmente rompía las cadenas y hacía pedazos los grilletes. Nadie tenía la fuerza suficiente para dominarlo.
Cuando Jesús descendió del bote a la orilla, un hombre poseído por un demonio vino desde la ciudad a verlo. Por mucho tiempo no había usado ropas ni había vivido en casa alguna. Vivía en las tumbas.
Samuel hizo lo que el Señor le había dicho y fue a Belén. Cuando los ancianos de la ciudad le salieron al encuentro, se asustaron y le preguntaron: “¿Vienes en son de paz?”