Entonces llegaron al otro lado del lago, a la región de los Gerasenes.
Ese mismo día por la noche, él les dijo a sus discípulos: “Vayamos y crucemos hasta el otro lado del Mar”.
Ellos estaban aturdidos y aterrorizados. Se preguntaban unos a otros, “¿Quién es este? ¡Hasta el viento y las olas le obedecen!”