Sucedió que un día sábado, mientras Jesús caminaba por los campos de trigo, sus discípulos comenzaron a recoger espigas por el camino.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos. De ser así, el vino rompería los odres y se dañaría tanto el vino como los odres. No. La gente echa el vino nuevo en odres nuevos”.