yo te digo (dirigiéndose al paralítico), ‘Levántate, recoge tu camilla y vete a casa’”.
Jesús se extendió hacia él con compasión y lo tocó, y le dijo: “Quiero. ¡Queda sano!”
Pero para convencerlos a ustedes de que el Hijo del hombre tiene autoridad para perdonar pecados,
Entonces el paralítico se levantó, recogió su camilla y caminó frente a todos los que estaban allí. Y todos estaban asombrados, y alababan a Dios, diciendo: “¡Nunca hemos visto algo así!”
El Espíritu da vida; el cuerpo físico no sirve para nada. ¡Las palabras que les he dicho son Espíritu y son vida!