Pero el hombre que había sido sanado se fue y le contó a todos lo que había ocurrido. Como resultado de ello, Jesús ya no podía ir más a las ciudades abiertamente, sino que tenía que quedarse en el campo, donde las personas venían a buscarlo desde todas partes.
Entonces Jesús se fue de allí hacia la región de Tiro. Él no quería que nadie supiera que estaba quedándose allí en una casa, pero no pudo mantenerlo en secreto.
Jesús respondió: “Estoy seguro de que ustedes me repetirán este proverbio: ‘Médico, ¡cúrate a ti mismo!’ y preguntarán: ‘¿Por qué no haces aquí en tu propia ciudad lo que oímos que hiciste en Capernaúm?’