Después de esto se le apareció a los once discípulos mientras comían. Jesús los reprendió por su falta de confianza y terquedad, porque no le habían creído a los que lo habían visto después que haber resucitado.
Así que los otros discípulos le dijeron: “Hemos visto al Señor”. Pero él respondió: “No lo creeré hasta que vea las marcas de los clavos en sus manos y ponga mi dedo en ellas, y ponga mi mano en su costado”.