Pedro tuvo que permanecer fuera, cerca de la puerta. Entonces el otro discípulo, que era conocido del Sumo sacerdote, fue y habló con la criada que cuidaba de la puerta, e hizo entrar a Pedro.
Pero Festo, quien buscaba el favor de los judíos, le preguntó a Pablo: “¿Estás dispuesto a ir a Jerusalén y ser juzgado ante mí allí sobre estos asuntos?”