Los jefes de los sacerdotes y maestros religiosos escucharon lo que había ocurrido, y trataban de encontrar la manera de matar a Jesús. Pero le tenían miedo, porque todos estaban muy impresionados por sus enseñanzas.
Faltaban dos días para la Pascua y para la Fiesta de los panes sin levadura. Los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos estaban tratando de encontrar alguna manera oculta de arrestar a Jesús y mandarlo a matar.
Mientras tanto, Jesús estaba en Betania, cenando en la casa de Simón, el leproso. Una mujer entró con un frasco de alabastro que contenía un costoso perfume de nardo puro. Ella quebró el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.