“El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre entregará a su hijo. Los hijos se volverán en contra de sus padres y harán que los condenen a muerte.
El hermano entregará a su hermano y lo mandará a matar, y el padre hará lo mismo con su hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres, y los entregarán a la muerte.
Cuando ellos vengan a arrestarlos y juzgarlos, no se preocupen por lo que vayan a decir. Digan lo que se les diga en ese momento, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.