Jesús llegó a Jerusalén y entró al Templo. Allí comenzó a mirar a su alrededor, observando cada cosa, y entonces, como se hacía tarde, regresó a Betania con los doce discípulos.
En ese tiempo, buscaré por toda Jerusalén con lámparas y castigaré a los jactanciosos, que son como los residuos de vino podrido, y que dicen para sí mismos: “El Señor no hará bien ni mal”.
¡Miren! Yo envío a mi mensajero, y él preparará un camino para mi. El Señor que ustedes buscan llegará de repente a su Templo. El mensajero del acuerdo que ustedes dicen que está a gusto con ustedes viene pronto, dice el Señor Todopoderoso.