Jesús reunió a los discípulos y les dijo: “Ustedes pueden darse cuenta de que aquellos que afirman gobernar a las naciones oprimen a su pueblo. Los gobernantes actúan como tiranos.
Entonces Jesús se sentó y reunió a sus discípulos. “Si alguno quiere ser el primero, tendrá que ser el último, el siervo de todos los demás”, les dijo.
“Les aseguro, que este hombre se fue a su casa justificado ante los ojos de Dios y no el otro. Porque los que se exaltan serán humillados, pero los que se humillan serán exaltados”.
Entonces les dijo: “Todo aquél que acepta a este niño en mi nombre, me acepta a mí, y todo aquél que me acepta a mí, acepta al que me envió. El menos importante entre todos ustedes es el más importante”.
Jesús respondió: “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis súbditos pelearían para protegerme de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”.
No sigan los caminos de este mundo; por el contrario, sean transformados por la renovación espiritual de sus mentes, a fin de que puedan demostrar cómo es realmente la voluntad de Dios: buena, agradable, y perfecta.
¡Ustedes, mis hermanos y hermanas, fueron llamados para ser libres! Simplemente no usen su libertad como excusa para satisfacer su naturaleza pecaminosa. En lugar de ello, sírvanse unos a otros en amor.