“Pero no me corresponde a mí decidir quién se sentará a mi derecha o a mi izquierda. Esos lugares están guardados para aquellos para quienes han sido preparados”.
“Ustedes son privilegiados porque a ustedes se les han revelado los misterios del reino de los cielos, pero ellos no tienen ese conocimiento”, respondió Jesús.
“Sin duda alguna ustedes beberán de mi copa”, les dijo, “pero el privilegio de sentarse a mi derecha y a mi izquierda no me corresponde darlo a mi. Mi Padre es el que decide quién será”.
Entonces el rey dirá a los de su derecha: ‘vengan ustedes, benditos de mi Padre, hereden el reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo.
“Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo esté, para que puedan ver la gloria que me diste—porque tú me amaste antes de que el mundo fuera creado.
Pero ellos esperan un mejor país, un país celestial. Por eso Dios no se defrauda de ellos, y se alegra de llamarse su Dios, porque él ha construido una ciudad para ellos.