Entonces ellos salieron de la sinagoga y se fueron a la casa de Simón y Andrés, junto con Santiago y Juan.
Partieron de allí hacia Capernaúm, y el sábado Jesús entró a la sinagoga y enseñaba allí.
De repente, allí en la sinagoga, un hombre con un espíritu malo comenzó a gritar.
Y la noticia acerca de Jesús se esparció rápidamente por toda la región de Galilea.
Pero la suegra de Simón estaba enferma, acostada en la cama, y con fiebre. Entonces se lo dijeron a Jesús.
Entonces Jesús le dijo al hombre: “Las zorras tienen sus guaridas, y las aves silvestres tienen sus nidos, pero el Hijo del hombre ni siquiera tiene un lugar donde recostar su cabeza”.