“Tienes dentro de ti dos naciones”, respondió el Señor. “Darás a luz a dos hijos que competiránel uno contra el otro. Uno será más fuerte que el otro, y el mayor será siervo del menor”.
La tierra seca será como un estanque, la tierra árida como manantiales de agua. En el lugar donde los chacales que solía vivir, habrá hierba, cañas y juncos.
Pero yo voy a desnudar todo el país, dejando a su gente sin ningún lugar donde esconderse. Todos los descendientes de Esaú serán destruidos, junto con sus parientes y amigos; todos desaparecerán.
Así que escucha lo que el Señor ha planeado hacer a Edom y al pueblo de Temán: Sus hijos serán arrastrados como corderos del rebaño, y por su culpa sus pastos se convertirán en un páramo.
Esto es lo que dice el Señor Todopoderoso sobre Edom: ¿No queda ninguna persona sabia en Temán? ¿No hay ningún buen consejo de los que tienen visión? ¿Se ha podrido su sabiduría?
¡Vuelvan y huyan! Busquen un lugar donde esconderse, pueblo de Dedán, porque voy a hacer caer el desastre sobre ustedes, descendientes de Esaú, cuando los castigue.
Babilonia se convertirá en un montón de escombros, un hogar para chacales, un lugar que horroriza a la gente, un lugar del que se burlan, un lugar donde nadie vive.
Pueblo de Sión, tu castigo está llegando a su fin: no continuará tu exilio por mucho tiempo. Pero él va a castigar tus pecados, pueblo de Edom; él revelará tus pecados.
Por causa de la violencia con la que has tratado a tus hermanos, los descendientes de Jacob, tendrás que avergonzarte de ti mismo y quedarás destruido para siempre.
“Si quieren seguirme pero no aborrecen a su padre y a su madre, a su esposa e hijos, a sus hermanos y hermanas—incluso sus propias vidas—no pueden ser mis discípulos.