Pero esto resultará siendo una oportunidad para que ustedes hablen por mí delante ellos.
No dejen que sus enemigos los atemoricen. Siendo valientes demostrarán que ellos se perderán, pero también que ustedes serán salvos por el mismo Dios.
Quiero que sepan, mis hermanos y hermanas, que todo lo que he experimentado ha servido para el avance de la buena noticia.
Porque esta es la evidencia de que Dios es justo en sus decisiones, que ustedes merecen el reino de Dios por el cual sufren.
A partir de ese momento, Judas buscaba una oportunidad para entregar a Jesús.