De lo contrario, podría suceder que después de poner los fundamentos de la torre, te des cuenta de que no podrás terminarla, y todos los que la vieran se burlarían de ti, diciendo:
y decían: “¡Tú que prometiste destruir el Templo y reconstruirlo en tres días, por qué no te salvas a ti mismo! Si realmente eres el Hijo de Dios, entonces bájate de la cruz”.