Por ellos renovaré el acuerdo que hice con sus padres, a los que saqué de Egipto como las otras naciones observaron, para ser su Dios. Yo soy el Señor”.
Así fue como el Señor hizo un acuerdo con Abrán ese día, prometiéndole: “Yo le daré esta tierra a tus descendientes. Se extiende desde el Wadi de Egypto hasta el gran Río Éufrates,
Y esa noche el Señor se le apareció y le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No tengas miedo, porque yo estoy contigo. Te bendeciré y te daré muchos descendientes por causa de mi siervo Abraham”.
¡Escucha! Yo estoy contigo y te cuidaré dondequiera que vayas. Yo te traeré de regreso a esta tierra. No te abandonaré, porque voy a hacer lo que te prometí”.
me recordará de mi pactoentre mi y ustedes, así como cada criatura viviente, de que las aguas no volverán a destruir todo ser viviente sobre la tierra.
“Así que di a los israelitas: ‘Yo soy el Señor y los salvaré del trabajo forzoso que les imponen los egipcios; yo los liberaré su esclavitud. Los rescataré usando mi poder e imponiendo fuertes castigos.
Pero aun así actué a favor de ellos para que no me desprestigiaran, para que no perdiera el respeto a los ojos de las demás naciones que me habían visto sacar a Israel de Egipto.
Pero me contuve e hice lo que hice para no ser mal representado, para no perder el respeto a los ojos de las otras naciones que me habían visto sacar a Israel de Egipto.
Pero actué para no ser mal representado, para no perder el respeto a los ojos de las otras naciones que vivían cerca de ellos y que me habían visto revelarme a Israel al sacarlos de Egipto.
Ahora pues, si su fracaso beneficia al mundo, y su pérdida es de beneficio para los extranjeros, ¡cuánto más benéfico sería si ellos lograran lo que debían llegar a ser!
El Señor su Dios es un Dios misericordioso. No los abandonará, ni los destruirá, ni olvidará el pacto que hizo con sus antepasados, confirmado por una promesa solemne.