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Referencias Cruzadas
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Levítico 26:33

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Los dispersaré entre las naciones. Serán perseguidos por ejércitos con espadas mientras su tierra queda en ruinas y sus pueblos son destruidos.

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34 Referencias Cruzadas  

“Si pecan contra ti – puesno hay nadie que no peque – podrás enojarte con ellos y entregarlos a un enemigo que los lleve como prisioneros a una tierra extranjera, cercana o lejana.

Quemó el Templo del Señor, el palacio real y todos los grandes edificios de Jerusalén.

Pero si te alejas e ignoras las leyes y los mandamientos que te he dado, y si vas a servir y adorar a otros dioses,

Me dijeron: “El remanente que quedó del exilio está allí en la provincia, pero tiene muchos problemas y se siente humillado. Las murallas de Jerusalén han sido derribadas y sus puertas incendiadas”.

“Por favor, recuerda lo que le dijiste a Moisés cuando le dijiste: ‘Si son infieles, los dispersaré entre las naciones,

Amán fue a ver al rey Jerjes y le dijo: “Hay un pueblo particular que vive entre otros en muchos lugares diferentes de las provincias de tu imperio y que se separa de todos los demás. Tienen sus propias leyes, que son diferentes a las de cualquier otro pueblo, y además no obedecen las leyes del rey. Así que no es buena idea que Su Majestad los ignore.

que dispersaría a sus descendientes entre las naciones, mandándolos a países lejanos.

Nos has entregado como una oveja que va al sacrificio; nos has escatimado en frente de las otras naciones.

Has vendido a tu propio pueblo por el precio de nada, no haciendo ni una sola queja al momento de la venta.

Su país ha sido devastado, sus ciudades incendiadas, sus campos despojados por los extranjeros ante sus ojos, convirtiéndolo todo en un terreno valdío.

Entonces le pregunté: “¿Cuánto tiempo durará esto, Señor?” Él respondió: “Hasta que las ciudades queden arruinadas y vacías, las casas abandonadas y la tierra devastada y destruida;

Voy a dispersarte como el tamo que se lleva el viento del desierto.

Haré que todos los reinos del mundo se horroricen de ellos, a causa de las maldades que Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, hizo en Jerusalén.

Escuchen, naciones, lo que el Señor tiene que decir, y háganlo saber a otros en países lejanos: El Señor, que dispersó a Israel, lo reunirá y lo mantendrá a salvo, como un pastor cuida de su rebaño.

Un león ha salido de su escondite; un destructor de naciones ha salido. Ha salido de su guarida para venir a convertir tu país en un páramo. Tus ciudades serán demolidas, y nadie vivirá en ellas.

Pondré fin a los sonidos alegres de la celebración y a las voces felices de los novios de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén, porque el país se convertirá en un desierto.

Los que queden de esta familia malvada preferirán morir antes que vivir en todos los lugares donde los he dispersado, declara el Señor Todopoderoso.

Estoy a punto de dispersarlos entre naciones desconocidas para ellos y para sus antepasados, y enviaré enemigos con espadas para que los persigan hasta que los haya aniquilado.

¡Qué desolada está la ciudad de Jerusalén, antes llena de gente! Ella se ha vuelto como una viuda, la que antes era grande entre las naciones. La reina de todo el mundo se ha convertido en una esclava.

Judá ha sido arrastrada al cautiverio, sufriendo miserablemente bajo la brutal esclavitud; vive entre las naciones, pero no tiene un lugar propio donde descansar. Los que la persiguen la han derribado y no puede escapar.

“¡Vete! ¡Eres impuro!”, les gritaba la gente, “¡Váyanse! ¡No nos toquen!” Así que huyeron y vagaron de país en país, pero la gente de allí les decía: “¡No pueden quedarse aquí!”

El Señor mismo los ha dispersado y ya no cuida de ellos. Nadie respeta a los sacerdotes, y nadie admira a los líderes.

Las ciudades serán destruidas y el campo se convertirá en un páramo. Entonces sabrán que yo soy el Señor”.

“Sin embargo, levanté mi mano y les juré en el desierto que los iba a dispersar entre los distintos países de las diferentes naciones.

Voy a dispersarlos entre las naciones y los distintos países. Pondré fin a sus actos impuros.

Una vez terminados los días de asedio, quema un tercio del cabello dentro de la ciudad; acuchilla a otro tercio con una espada alrededor de la ciudad; y dispersa otro tercio en el viento. Soltaré una espada detrás de ellos para perseguirlos.

Miren, se han ido por causa de la destrucción: Egito los reunirá y Menfis los sepultará. Gracias a su plata tienen un “tesoro valioso”. La maleza los poseerá, y los espinos crecerán sobre sus tiendas.

Incluso si son deportados por sus enemigos, yo los mandaré a matar con espada. Los vigilaré pero no para hacerles bien, sino para hacerles mal.

Con los vientos de una tormenta yo dispersé a las naciones donde vivían como extranjeros. La tierra que abandonaron se volvió tan desolada que ni siquiera los viajeros pasaban por ella. Convirtieron la Tierra Prometida en un desierto.

Serán asesinados con espada y llevados como prisioneros a todas las naciones. Jerusalén será pisoteada por las naciones extranjeras hasta que se haya cumplido su tiempo.

Entoncesel Señor los dispersará entre las demás naciones, y no muchos de ustedes sobrevivirán en los países donde el Señor los ha exiliado.

Esta carta viene de parte de Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo. Es enviada a las doce tribus dispersas en el extranjero. ¡Mis mejores deseos para ustedes!




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