Deben vivir con su propietario extranjero como un trabajador asalariado, contratado de año en año, pero procuren que el propietario no lo trate brutalmente.
Puedes pasarlos a tus hijos para que los hereden como propiedad después de tu muerte. Puedes convertirlos en esclavos de por vida, pero no debes tratar brutalmente como esclavo a ninguno de tu propio pueblo, los israelitas.