Así que, desde el primer día del séptimo mes, los israelitas comenzaron a presentar holocaustos al Señor, aunque los cimientos del Templo del Señor no habían sido puestos todavía.
Ese mismo día anunciará una reunión santa, y no deberá hacer ningún trabajo habitual. Este reglamento es para todos los tiempos y para las generaciones futuras, dondequiera que vivan.