Porque cualquiera que sea el criterio que usen para juzgar a otros, será usado para juzgarlos a ustedes, y cualquiera que sea la medida que ustedes usen para medir a otros, será usada para medirlos a ustedes.
Cuando la gente que estaba allí vio la serpiente colgando de su mano, se dijeron unos a otros: “Este hombre debe ser un asesino. Aunque escapó de la muerte en el mar, la justicia no lo dejará vivo”.
Esto sucedió por el asesinato de los setenta hijos de Jerob-baal y para que la responsabilidad de su sangre recayera en Abimelec, su hermano, que los mató, y en los líderes de Siquem, que proporcionaron los medios para matar a sus hermanos.