¡Si yo fuera el encargado de ustedes, me desharía de Abimelec! Le diría: ‘¡Reúne a tu ejército y ven a luchar!’”.
Entonces les decía: “Ojalá hubiera alguien que me nombrara juez del país. Entonces todos podrían venir a mí con su caso o su queja, y yo les haría justicia”.
El rey de Israel le respondió: “Dile esto: Un hombre que se pone la armadura no debe presumir como quien se la quita”.
Amasías envió mensajeros al rey de Israel, Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, diciéndole: “Luchemos, cara a cara!”
“¿Por qué no aceptan el desafío de mi amo, el rey de Asiria? Él dice: ¡Te daré dos mil caballos, si puedes encontrar suficientes jinetes para ellos!
Porque los malvados se jactan de sus deseos. Alaban al codicioso, pero tratan al Señor con desprecio.
Cuando Zebul, el gobernador de la ciudad, escuchó lo que decía Gaal, se enojó mucho.