cuando dio su último suspiro y murió en buena vejez, habiendo vivido suficientes años. Había vivido una vida plena y ahora se había unido a sus antepasados en la muerte.
Con el oro, Gedeón hizo un efod, que colocó en su ciudad natal de Ofra. Todo Israel se prostituyó allí adorándolo como un ídolo, y se convirtió en una trampa para Gedeón y su familia.