David construyó allí un altar al Señor y presentó holocaustos y ofrendas de paz. El Señor respondió a su oración por el país, y la plaga de Israel se detuvo.
Ese mismo día, el rey dedicó el centro del patio frente al Templo del Señor. Allí presentó los holocaustos, las ofrendas de grano y la grasa de las ofrendas de paz, ya que el altar de bronce que estaba en la presencia del Señor era demasiado pequeño para contener todas estas ofrendas.
Sino que debes ir al lugar que el Señor tu Dios elija entre el territorio de todas tus tribus para establecer un lugar donde viva contigo. Allí es donde debes ir.
Entonces todos los israelitas y todo su ejército fueron a Betel y se sentaron allí a llorar ante el Señor. Ese día ayunaron hasta la noche y dieron holocaustos y ofrendas de comunión al Señor.
Luego construye un altar al Señor, tu Dios, en la forma debida, en la cima de la colina. Con la madera del poste de Asera que cortaste como leña, toma el segundo toro y preséntalo como holocausto”.