No se podrá pasar ninguna asignación de tierras en Israel de tribu a tribu, porque cada israelita debe aferrarse a la asignación de la tribu de su padre.
Pero no podemos permitirles que tengan a nuestras hijas como esposas, ya que nosotros, como pueblo de Israel, hicimos un juramento sagrado, diciendo: ‘¡Maldito aquél que le dé una esposa a un benjaminita!’”