Formaban parte de este ejército setecientos soldados experimentados que usaban la mano izquierda. Todos ellos podían disparar una honda y no fallar ni por asomo.
Los israelitas fueron a Betel y le preguntaron a Dios: “¿Quiénes de nosotros deben ser los primeros en ir a luchar contra los benjamitas?” “Judá debe ir primero”, respondió el Señor.
Los líderes de todo el pueblo de cada tribu israelita tomaron sus posiciones asignadas en el ejército reunido del pueblo de Dios, cuatrocientos mil soldados armados con espadas.