Dan será tan peligroso como una serpiente al lado del camino, una víbora por el sendero que muerde el talón del caballo, haciendo caer a su jinete de espaldas.
gritándoles. Los danitas se volvieron para mirarlos y le preguntaron a Miqueas: “¿Qué te pasa? ¿Por qué llamas a estos hombres para que vengan a por nosotros?”