Entonces Absalón les dijo a sus siervos: “Miren, el campo de Joab está al lado del mío, y tiene cebada creciendo allí. Vayan y préndanle fuego”. Los siervos de Absalón fueron y prendieron fuego al campo.
Dile que se calme y se calle. No tengas miedo ni te asustes por un par de trozos de leña que arden, por la ira ardiente de Rezín y Aram, y del hijo de Remalías.
Ató una antorcha a cada una de las colas atadas y les prendió fuego. Luego las soltó en los campos de cereales de los filisteos y prendió fuego a todo el grano, cosechado y no cosechado, así como a los viñedos y olivares.