Entonces Sansón declaró: “Con la quijada de un burro he amontonado a los muertos. Con la quijada de un burro he matado a mil hombres”.
Agarró la mandíbula fresca de un asno y con ella mató a mil filisteos.
Cuando Sansón terminó su discurso, tiró la quijada y llamó al lugar Colina de la Quijada.
Cuando el pueblo lo vio, alabó a su dios y dijo: “Nuestro dios nos ha entregado a nuestro enemigo, el que devastó nuestra tierra y mató a tantos de nosotros”.