Los espías vieron a un hombre que salía de la ciudad y le dijeron: “Por favor, muéstranos cómo entrar en la ciudad, y te trataremos bien”.
¿Quién me traerá a la ciudad fortificada? ¿Quién me guiará a Edom?
El hombre les mostró el camino para entrar en la ciudad, y mataron a todos los habitantes, excepto al hombre y a su familia, a quienes dejaron ir.
“¿Puedes guiarme hasta esos asaltantes?” preguntó David. “Si me juras por Dios que no me matarás ni me entregarás a mi amo, entonces te llevaré hasta ellos”, respondió el hombre.