Juan 8:51

Versión Biblia Libre

Les digo la verdad, cualquiera que sigue mi enseñanza, no morirá jamás”.

Referencias Cruzadas

Salmos 89:48

No hay nadie que no muera, nadie puede salvarse a sí mismo del poder de la tumba. Selah.

Mateo 16:28

Les digo la verdad: hay algunos aquí que no morirán antes de que vean al Hijo del hombre venir en su reino”.

Lucas 2:26

El Espíritu Santo le había mostrado que no moriría sin haber visto al Mesías del Señor.

Juan 14:23

Jesús respondió: “Aquellos que me aman harán lo que yo digo. Mi Padre los amará, y vendremos a crear un hogar con ellos.

Juan 15:20

“Recuerden lo que les dije: los siervos no son más importantes que su amo. Si ellos me persiguen a mí, los perseguirán a ustedes también. Si hicieron lo que yo les dije, harán lo que ustedes les digan también.

Juan 17:6

“Yo he revelado tu carácter a aquellos que me diste del mundo. Ellos te pertenecían; me los diste a mí, y he hecho lo que tú dijiste.

Juan 5:24

Les digo la verdad: aquellos que siguen lo que yo digo y creen en Aquél que me envió, tienen vida eterna. Ellos no serán condenados, sino que habrán pasado de la muerte a la vida.

Juan 6:50

Pero este es el pan que viene del cielo, y cualquiera que lo coma no morirá jamás.

Juan 8:12

Jesús habló una vez más al pueblo, diciéndoles: “Yo soy la luz del mundo. Si me siguen, no caminarán en la oscuridad, porque tendrán la luz de la vida”.

Juan 8:52

“Ahora sabemos que estás poseído por el demonio”, dijeron los judíos. “Abraham murió, y los profetas también, ¡y tú estás diciéndonos ‘cualquiera que sigue mi enseñanza, no morirá jamás!’

Juan 8:55

Ustedes no lo conocen, pero yo sí lo conozco. Si yo dijera ‘No lo conozco,’ sería un mentiroso, tal como ustedes. Pero yo sí lo conozco, y hago lo que Él dice.

Hebreos 11:5

Por fe en Dios Enoc fue llevado al cielo para que no experimentara la muerte. Y no pudieron encontrarlo en la tierra porque fue llevado al cielo. Y antes de esto, a Enoc se le conocía como alguien que agradaba a Dios.

Hebreos 2:9

Pero vemos a Jesús, puesto en un lugar un poco inferior al de los ángeles, coronado de gloria y honra por el sufrimiento de la muerte. Por medio de la gracia de Dios, Jesús experimentó la muerte por todos.