“Ustedes son privilegiados porque a ustedes se les han revelado los misterios del reino de los cielos, pero ellos no tienen ese conocimiento”, respondió Jesús.
Debemos seguir con la mirada puesta en Jesús, el autor y perfeccionador de nuestra fe en Dios. Pues por el gozo que tenía delante, Jesús soportó la cruz, sin importarle su vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios.