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Referencias Cruzadas

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Juan 21:7

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El discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: “Es el Señor”. Cuando Pedro escuchó que era el Señor, se puso ropa, pues hasta ese momento estaba desnudo, y se lanzó al mar.

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20 Referencias Cruzadas  

El discípulo a quien Jesús amaba estaba sentado junto a él en la mesa, apoyado cerca de él.

Entonces ella salió corriendo para decirle a Simón Pedro y al otro discípulo, al que Jesús amaba: “Se han llevado al Señor de la tumba, y no sabemos dónde lo han puesto”.

Cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo que él amaba junto a ella, le dijo a su madre: “Madre, este es tu hijo”.

El amor de Cristo nos obliga, porque estamos completamente seguros de que él murió por todos y así todos murieron.

Este es el discípulo que confirma lo que ocurrió y quien escribió todas estas cosas. Sabemos que lo que él dice es verdad.

Cuando Pedro se dio la vuelta, vio que el discípulo a quien Jesús amaba los seguía, el que estaba junto a Jesús durante la cena y que le preguntó, “Señor, ¿quién va a traicionarte?”

Ustedes conocen el mensaje que Dios envió a Israel, compartiendo la buena noticia de paz que viene de Jesucristo, quien es Señor de todos.

Ahora esté todo Israel convencido de esto: ¡Dios ha puesto a este Jesús, a quien ustedes mataron en una cruz, como Señor y Mesías!”

Así que yo te digo: sus muchos pecados han sido perdonados, por eso ella ama tanto. Pero al que se le perdona poco, solo ama un poco”.

El Salvador ha nacido hoy, aquí en la ciudad de David. Él es el Mesías, el Señor.

Si alguno les pregunta qué están haciendo, díganles: ‘El Señor lo necesita y lo devolverá pronto’”.

Las inundaciones de agua no pueden extinguir el amor; los ríos no pueden sumergirlo. Si un hombre ofreciera todo lo que posee para comprar el amor, sería totalmente rechazado.

¡El Señor ha hecho esto, y es hermoso a nuestros ojos!

Mis amigos, como creyentes con fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo, ustedes no deben mostrar favoritismo.

El primer hombre vino del polvo de la tierra; el segundo vino del cielo.

“¡Mi señor y mi Dios!” respondió Tomás.

Después de este saludo, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos estaban llenos de alegría por ver al Señor.

“Vístanse y estén listos, y mantengan sus lámparas encendidas,

Los demás discípulos siguieron en la barca jalando la red llena de peces, pues no estaban muy lejos de la orilla, apenas a unas cien yardas.




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