Entonces el jefe de los sacerdotes y los Fariseos convocaron una reunión del Concilio Supremo. “¿Qué haremos?” preguntaban. “Este hombre está haciendo muchos milagros.
Pero yo les digo: cualquiera que está enojado con su hermano será condenado como culpable. Cualquiera que llama a su hermano ‘idiota’ tiene que dar cuenta ante el concilio, y cualquiera que insulta a la gente, de seguro irá al fuego de Gehena”.
Faltaban dos días para la Pascua y para la Fiesta de los panes sin levadura. Los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos estaban tratando de encontrar alguna manera oculta de arrestar a Jesús y mandarlo a matar.
Los jefes de los sacerdotes y los maestros religiosos estaban buscando una manera de matar a Jesús, pero tenían miedo de lo que la gente pudiera hacer.
Los jefes de los sacerdotes y los Fariseos habían dado la orden de que cualquiera que supiera dónde estaba Jesús debía informarles para así poder arrestarlo.
Esta fue la primera de las señales milagrosas de Jesús, y fue realizada en Caná de Galilea. Aquí él dio a conocer su gloria, y sus discípulos pusieron su confianza en él.
Entonces ellos hicieron como el ángel les dijo y fueron al Templo, cerca del amanecer, y comenzaron a enseñar. Entonces el sumo sacerdote y sus seguidores convocaron una reunión de concilio con todos los líderes de Israel. Y mandaron a buscar a los apóstoles a la prisión.
Así que cuando el capitán de la guardia del Templo y los jefes de los sacerdotes oyeron esto, quedaron totalmente desconcertados, y se preguntaban qué estaba sucediendo.