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Josué 5:14

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Josué cayó al suelo con el rostro en alto. Y entonces dijo: “¿Qué órdenes tiene mi señor para su siervo?”

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35 Referencias Cruzadas  

Abraham se inclinó y puso su rostro en el suelo. Pero por dentro se reía, y se preguntaba: “¿Cómo podré tener un hijo a la edad de cien años? ¿Cómo podría Sara tener un hijo a sus noventa años?”

Abrán se inclinó y puso su rostro en el suelo; y Dios le dijo:

Dios, hablas como si esto fuera una cosa pequeña para ti, y también has hablado del futuro de mi casa, de la dinastía de mi familia. ¿Es esta tu forma habitual de tratar con los seres humanos, Señor Dios?

“¿Qué más puedo decirte? Tú sabes perfectamente cómo es tu siervo David, Señor Dios.

El Señor dijo a mi Señor, “Siéntate a mi derecha, hasta que haga de tus enemigos un estrado para ti”.

¿Quién es el Rey de gloria? El Señor todo poderoso, ¡Él es el Rey de gloria! Selah.

Entonces Moisés dijo al Señor: “Discúlpame, pero no soy bueno con las palabras, ni lo he sido en el pasado, ni desde que comenzaste a hablar conmigo, tu siervo. Soy de hablar lento y no digo las cosas bien”.

“Por favor, Señor, ¡envía a otra persona!” respondió Moisés.

Mira cómo lo hice testigo de los pueblos, líder y comandante para ellos.

Entonces oí al Señor preguntar: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá y hablará por nosotros?” Así que dije: “¡Estoy aquí! Por favor, envíame”.

Así que me levanté y fui al valle, y allí vi la gloria del Señor. Era como la gloria que había visto junto al río Quebar. Caí de bruces en el suelo.

Pero el príncipe del reino de Persia se opusieron a mí durante veintiún días. Entonces Miguel, uno de los principales príncipes, vino a ayudarme, porque los reyes de Persia me tenían detenido.

Pero antes te diré lo que está escrito en el Libro de la Verdad. Nadie me ayuda a luchar contra estos príncipes, excepto Miguel, tu príncipe”.

“En ese momento se levantará Miguel, el gran príncipe, el protector de tu pueblo, y habrá un tiempo de angustia como nunca antes, desde que existen las naciones. Pero en ese momento se salvará tu pueblo, todos cuyos nombres están escritos en el libro.

Incluso trató de hacerse tan grande como el Príncipe del ejército celestial: eliminó el servicio continuo, y el lugar de su santuario fue destruido.

Un fuego salió de la presencia del Señor y quemó el holocausto y las porciones de grasa en el altar. Cuando todos vieron esto, gritaron de alegría y cayeron con el rostro en el suelo.

Pero Moisés y Aarón cayeron al suelo boca abajo y dijeron: “Dios – Diosde todo lo que vive – si es un solo hombre el que peca, ¿tienes que enfadarte con todos?”

“Aléjate de este pueblo, pues acabaré con ellos inmediatamente”. Moisés y Aarón cayeron al suelo boca abajo.

Entonces el Señor le dio a Balaam la habilidad de ver al ángel del Señor de pie en el camino con una espada desenvainada. Balaam se inclinó y cayó al suelo boca abajo.

‘El Señor le dijo a mi Señor: siéntate a mi diestra hasta que derrote a todos tus enemigos’.

Un leproso se acercó a él, y se arrodilló, adorándolo, y le dijo: “Señor, si quieres, por favor sáname”.

¿Por qué soy tan honrada en recibir la visita de la madre de mi Señor?

Pues el mismo David dice en el libro de los salmos: ‘El Señor le dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra

En cierta ocasión, cuando Jesús estaba visitando una de las aldeas, conoció allí a un hombre que tenía una lepra muy severa. El hombre se postró sobre su rostro al suelo y le suplicó a Jesús: “Por favor, Señor, si quieres puedes limpiarme”.

“¡Mi señor y mi Dios!” respondió Tomás.

“Levántate, ve a la ciudad y allí se te dirá lo que debes hacer”.

En verdad considero todo como pérdida al compararlas con el gran beneficio que he ganado al conocer a Cristo Jesús, mi Señor. He menospreciado todas estas cosas por él, y las considero como basura, a fin de poder ganar a Cristo.

Era conveniente que Dios, quien crea y sostiene todas las cosas, preparara por medio del sufrimiento a Aquél que los lleva a la salvación, para llevar a muchos de sus hijos a la gloria.

Entonces el Señor le dijo a Josué:

Y se desató una guerra en el cielo. Miguel y sus ángeles pelearon con el dragón. Y el dragón y sus ángeles pelearon también,




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