“Cruzaste el Jordán y llegaste a Jericó, donde los hombres de Jericó lucharon contra ti. También lo hicieron los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los hititas, los gergeseos, los heveos y los jebuseos.
Los sacerdotes que llevaban el Arca se mantuvieron firmes y en pie en el lecho seco del río Jordán mientras todo el pueblo pasaba. Y se quedaron allí hasta que todos hubieron cruzado y se encontraban en tierra seca.
Los sacerdotes que llevaban el Arca permanecieron de pie en medio del Jordán hasta que todo se hizo tal como el Señor le había dicho al pueblo, todo lo que Moisés le había dicho a Josué. Y el pueblo cruzó rápidamente.
Los hombres armados de las tribus de Rubén y Gad, y la mitad de la tribu de Manasés cruzaron, yendo a la cabeza del pueblo de Israel, como Moisés lo había estipulado.
Los sacerdotes salieron del Jordán llevando el Arca del Testimonio, y tan pronto como sus pies tocaron tierra seca, las aguas del Jordán volvieron a donde habían estado, desbordando sus orillas como antes.