Zabulón no expulsó a los habitantes de las ciudades de Quitrón y Nalol, por lo que los cananeos siguieron viviendo entre ellos. Sin embargo, los cananeos fueron obligados a realizar trabajos forzados para el pueblo de Zabulón.
Así que las dos siguieron caminando hasta llegar a Belén. Cuando llegaron allí, todo el pueblo se alborotó. “¿Es ésta Noemí?” le preguntaron las mujeres.