Hasta sus madres los olvidan, los gusanos se dan un festín con ellos, ya no se acuerdan de ellos, y su maldad se vuelve como un árbol que se rompe en pedazos.
Tu orgullo está ahora enterrado contigo en la tumba, junto con la música de arpa que amabas. Los gusanos son el lecho en el que te acuestas, y los gusanos son tu manta’.
Saldrán a ver los cadáveres de los que se rebelaron contra mí. Los gusanos que los comen no morirán, el fuego que los quema no se apagará, y todo el que los vea se horrorizará.