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Referencias Cruzadas

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Job 1:3

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Poseía siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas asnas, así como muchos sirvientes. Era más rico que cualquier otro en el Oriente.

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34 Referencias Cruzadas  

Y el faraón trataba bien a Abrán por causa de ella, y le dio ovejas y ganado, así como asnos y asnas, y además sirvientes tanto hombres como mujeres, y camellos.

Junto a él iba su esposa Sarai, su sobrino Lot, y llevaron consigo todas las posesiones que habían acumulado, así como a las personas que se les unieron en Harán. Salieron y se fueron hacia la tierra de Canaán. Cuando llegaron allí,

tantas que la tierra disponible no alcanzaba para que ambos vivieran allí, pues tenían tanto ganado, que ya no podrían habitar juntos en el mismo lugar.

“El Señor a bendecido abundantemente a mi señor y ahora es un hombre rico y poderoso. El Señor le ha dado ovejas, Ganado, plata y oro, siervos y siervas, así como camellos y asnos.

Pero mientras aún estaba con vida, le dio regalos a los hijos de sus concubinas y las envió al oriente, para que vivieran lejos de Isaac.

Jacob se apresuró y se puso en marcha, y llegó a la tierra de los orientales.

200 cabras hembras, 20 cabras machos; 200 ovejas, 20 carneros;

Si eso ocurre, ¿no acabarán perteneciéndonos todo su ganado y sus propiedades, todos sus animales? Sólo tenemos que estar de acuerdo con esto y ellos vendrán a vivir entre nosotros”.

El rico tenía muchos miles de ovejas y ganado,

La sabiduría de Salomón era mayor que la de todos los sabios de Oriente, mayor que toda la sabiduría de Egipto.

Menajem exigió el pago de todos los hombres ricos de Israel, cincuenta siclos de plata cada uno, para dárselos al rey de Asiria. Entonces el rey de Asiria se retiró y no se quedó en el país.

Mesha, rey de Moab, era criador de ovejas. Solía dar un tributo al rey de Israel de cien mil corderos y la lana de cien mil carneros.

Obil el ismaelita estaba a cargo de los camellos. Jehedías de Meronot estaba a cargo de los asnos.

También construyó torres en el desierto y cortó muchas cisternas de agua en la roca, porque tenía mucho ganado en las colinas y en las llanuras. Tenía agricultores y viñadores en las colinas y en las tierras bajas fértiles, porque amaba la tierra.

Construyó muchas ciudades, y poseía grandes rebaños de ganado y de ovejas, porque Dios lo había hecho muy rico.

Has bendecido todo lo que hace. ¡Sus rebaños y manadas han aumentado tanto que llenan toda la tierra!

Los hijos de Job se turnaban para celebrar fiestas en sus casas, en su día específico, y también invitaban a sus hermanas para que vinieran a comer y a beber con ellos.

Pueden preguntarme: ‘¿Dónde está la casa del gran hombre? ¿Dónde está el lugar donde viven los malvados?’

Decidí el camino a seguir como su líder, viviendo como un rey entre sus soldados, y cuando estaban tristes los consolaba”.

¿Me he deleitado en ser rico, feliz por todas mis riquezas que había ganado?

Le explicaría todo lo que había hecho; mantendría la cabeza alta ante él.

El Señor restauró la prosperidad de Job cuando éste oró por sus amigos, y le dio el doble de lo que tenía antes.

El Señor bendijo la última parte de la vida de Job más que la primera. Ahora era dueño de 14.000 ovejas, 6.000 camellos, 1.000 yuntas de bueyes y 1.000 asnas.

La bendición del Señor te traerá riqueza, y la riqueza que te dará no te añadirá tristeza.

Profecía sobre la tierra de Cedar y los reinos de Hazor que fueron atacados por Nabucodonosor, rey de Babilonia. Esto es lo que dice el Señor: Ve y ataca a Cedar; ¡destruye a los pueblos del oriente!

Esta es la declaración que Balaam dio: “Balac me trajo de Aram; el rey de Moab me trajo de las montañas del este. Dijo: ‘¡Ven a maldecir a Jacob por mí! Ven y condena a Israel’.

Cada vez que los israelitas sembraban sus cosechas, los madianitas, amalecitas y otros pueblos del este venían a atacarlos.

Llegaron en gran número con su ganado y sus tiendas como enjambres de langostas, con tantos camellos que no se podían contar. Invadieron la tierra para devastarla por completo.

Los madianitas, los amalecitas y todos los pueblos de Oriente llenaban el valle como una nube de langostas, y en cuanto a sus camellos, eran tan incontables como la arena de la orilla del mar.

Zeba y Zalmuna estaban en Carcor con sus ejércitos de unos quince mil hombres. Estos eran todos los que quedaban de los ejércitos del pueblo de Oriente; ya habían muerto ciento veinte mil hombres.

Había un hombre de Maón que era muy rico. Tenía propiedades en el Carmelo y poseía mil cabras y tres mil ovejas. Estaba en el Carmelo esquilando las ovejas.

Cuando David atacaba un lugar, no dejaba a nadie con vida. Tomaba los rebaños y las manadas, los asnos, los camellos y la ropa. Luego regresaba a Aquis.




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