Aunque por ahora ustedes los babilonios celebran y cantan triunfalmente mientras saquean a mi pueblo especial, aunque por ahora saltan como una vaca joven y juguetona que pisa el grano, y relinchan como sementales,
¡Llama a los arqueros para que ataquen a Babilonia, sí, a todos! Rodéenla por completo; no dejen que nadie escape. Págale por lo que ha hecho, porque en su orgullo desafió al Señor, el Santo de Israel.
“Babilonia debe cargar con la responsabilidad de los violentos ataques contra nosotros”, dicen los habitantes de Sión. “El pueblo de Babilonia debe cargar con la responsabilidad de la sangre derramada en mi ciudad”, dice Jerusalén.
Porque cualquiera que sea el criterio que usen para juzgar a otros, será usado para juzgarlos a ustedes, y cualquiera que sea la medida que ustedes usen para medir a otros, será usada para medirlos a ustedes.
Adoní Bezec dijo: “Tuve setenta reyes con los pulgares y los dedos gordos de los pies cortados recogiendo las sobras de debajo de mi mesa. Ahora Dios me ha devuelto de la misma manera lo que les hice a ellos”. Lo llevaron a Jerusalén, donde murió.