¡Griten gritos de guerra contra ella desde todos los lados! Ella levanta las manos en señal de rendición. Sus torres se han derrumbado; sus muros han sido demolidos. El Señor le está devolviendo el favor, así que tú también puedes devolvérselo: hazle lo mismo que a los demás.
Ten cuidado, porque estoy contra ti, monstruo destructor que arrasa el mundo entero, declara el Señor. Llegaré a atacarte; te haré rodar por los acantilados; te convertiré en una montaña de ceniza.
Porque el Señor va a destruir a Babilonia; pondrá fin a su fanfarronería. Las olas del ejército atacante rugirán como el mar que se estrella; el ruido de sus gritos resonará por todas partes.
Ahora por esto sus plagas caerán sobre ella en un solo día: muerte, lamento y hambre. El fuego la destruirá por completo, pues el Dios que la condena tiene gran poder”.