Destruyeron las ciudades, y cada soldado arrojó piedras sobre todo campo bueno hasta cubrirlo. Bloquearon todos los manantiales y cortaron todos los árboles buenos. Sólo Quir Jaréset conservaba sus murallas, pero los soldados, usando hondas, la rodearon y la atacaron también.
Lloro por Moab. Los refugiados moabitas corren hasta Zoar y hasta Eglat-selisiya. Llorando suben a la colina de Luhith; llorando por su destrucción recorren el camino hacia Horonaim.
Por eso me lamento en mi interior como una flauta que toca una canción triste por Moab; como una flauta que toca una melodía fúnebre por el pueblo de Kir-heres, porque han perdido todo lo que tenían de valor y por lo que han trabajado.