Estoy bien enterado de lo irrespetuosos que son, declara el Señor, pero no importa. Se jactan de ser vacíos, y lo que hacen es igual de vacío.
El Señor frustra los planes de las naciones y de los pueblos.
Porque nadie, ni en el este o en el oeste, o incluso en el desierto debe pensar de sí mismo con justicia.
Toda la sabiduría, entendimiento e instrucción que puedas lograr no son nada delante del Señor.
Sabemos todo sobre el orgullo de los moabitas, lo terriblemente vanidosos y engreídos que son, completamente arrogantes. Pero su jactancia es falsa.
Se ha levantado una espada para atacar a sus falsos profetas, y ellos se convertirán en tontos. Se ha levantado una espada para atacar a sus soldados, y quedarán aterrorizados.