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Referencias Cruzadas
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Jeremías 46:12

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Las demás naciones han oído cómo fuiste humillada en la derrota. Todos pueden oír tus gritos de dolor. Los soldados caen unos sobre otros y mueren juntos.

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17 Referencias Cruzadas  

¡Lo único que podrán hacer es postrarse como prisioneros, o yacer entre los muertos! Con todo esto sigue enfadado y con la mano levantada.

Animaré a los egipcios a atacar a otros egipcios. Lucharán entre sí, vecino contra vecino, pueblo contra pueblo y reino contra reino.

Las multitudes en la calle gritan, exigiendo tener vino. La alegría se convierte en oscuridad. No queda felicidad en la tierra.

Judá está de luto; sus ciudades se están consumiendo. Su pueblo llora por la tierra, y de Jerusalén llega un grito de auxilio.

¡Eres tan inconstante que sigues cambiando de opinión! Terminarás tan decepcionado por tu alianza con Egipto como lo estuviste con Asiria.

Ni siquiera los más rápidos pueden huir; los soldados no pueden escapar. Allí, en el norte, junto al Éufrates, caen y mueren.

Esto es lo que dice el Señor: ¡Mira cómo suben las aguas del norte! Se convertirán en un río desbordado que barrerá el país y todo lo que hay en él, inundando las ciudades y las casas de todos. El pueblo clamará por ayuda; todos los que viven en el país llorarán,

Los gritos de auxilio llegan desde Hesbón hasta Elealeh y hasta Yahaza. Gritan desde Zoar hasta Horonaim y Eglat-Selisiyá, pues hasta el agua del arroyo Nimrín se ha secado.

Cuando caigan, el ruido que hagan hará temblar la tierra; sus gritos se oirán hasta el Mar Rojo.

El sonido de la captura de Babilonia hará temblar la tierra; sus gritos se escucharán en todas las naciones.

Un grito viene de Babilonia; el ruido de una terrible destrucción viene del país de Babilonia.

Él alza su voz dando órdenes a sus oficiales. Ellos tropiezan mientras se precipitan para atacar la muralla. La embestida está lista.

Ese día, declara el Señor, un grito de lamento saldrá de la Puerta del Pez, un lamento saldrá del Segundo Barrio, y un fuerte estrépito de las montañas.

Los que no morían estaban plagados de hinchazones, y el grito de auxilio del pueblo llegaba hasta el cielo.




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