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Referencias Cruzadas

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Jeremías 37:17

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Un tiempo después, el rey Sedequías lo mandó llamar en secreto y lo hizo llevar al palacio real, donde le preguntó: “¿Hay un mensaje del Señor para mí?” “Sí lo hay”, respondió Jeremías. “Vas a ser entregado al rey de Babilonia”.

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25 Referencias Cruzadas  

Cuando llegó ante el rey, éste le preguntó: “¿Subimos a atacar Ramot de Galaad, o no?” “Sí, suban y salgan victoriosos”, respondió Micaías, “porque el Señor entregará la ciudad en manos del rey”.

Pero el rey le dijo: “¿Cuántas veces tengo que hacerte jurar que sólo me dirás la verdad en nombre del Señor?”

Mataron a los hijos de Sedequías mientras él miraba, y luego le sacaron los ojos, lo ataron con grilletes de bronce y lo llevaron a Babilonia.

Pero el Señor me dijo: No te preocupes, voy a quitarte los problemas para que puedas hacer el bien. Haré que tus enemigos te supliquen cada vez que tengan problemas o sufran.

“Después de eso, declara el Señor, voy a entregarte a ti, Sedequías, rey de Judá, así como a tus oficiales y a la gente que quede en esta ciudad después de la peste, la guerra y el hambre, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y a tus enemigos que te quieren muerto. Él te atacará; no te perdonará ni tendrá piedad ni misericordia.

Pero los higos malos, tan malos que no se pueden comer, dice el Señor, representan la forma en que trataré a Sedequías, rey de Judá, a sus funcionarios y a los que quedan de Jerusalén, así como a los que quedan en este país y a los que viven en Egipto.

Los pastores no podrán huir; los jefes del rebaño no escaparán.

Sin embargo, el rey Sedequías envió a Jehucal hijo de Selemías y el sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, al profeta Jeremías con el mensaje: “¡Por favor, ruega al Señor nuestro Dios por nosotros!”

“Bueno, puedes hacer lo que quieras con él”, respondió el rey Sedequías. “No puedo detenerte”.

pero el ejército babilónico persiguió al rey y lo alcanzó en las llanuras de Jericó. Todo su ejército se había dispersado y lo había abandonado.

Desastre tras desastre caerá sobre ellos, y rumor tras rumor. Pedirán una visión a un profeta, pero no la habrá, y tampoco habrá instrucciones de los sacerdotes ni consejos de los ancianos.

Así que volvió a Balac, que estaba esperando allí junto a su holocausto, junto con todos los líderes moabitas. “¿Qué dijo el Señor?” Preguntó Balac.

porque Herodes sabía que Juan era un hombre santo que hacía lo recto. Herodes protegía a Juan y, aunque lo que Juan le decía lo inquietaba, aun así Herodes se complacía en escuchar lo que él decía.




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