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Referencias Cruzadas
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Jeremías 34:11

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Sin embargo, más tarde cambiaron de opinión y volvieron a tomar a los esclavos y esclavas que habían liberado, obligándolos a volver a la esclavitud.

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25 Referencias Cruzadas  

Mas, en cuanto a los que se desvían para seguir sus propios caminos, Dios los llevará lejos donde están los otros que hacen el mal. ¡Que haya paz en Israel!

Cualquier cosa que dicen es deshonesta y engañosa. Nunca actúan con sabiduría ni hacen el bien.

Pero cuando el Faraón se dio cuenta de que la plaga había pasado, decidió volver a ser duro y terco, y no quiso escuchar a Moisés y Aarón, tal como el Señor había predicho.

El Faraón llamó a Moisés y a Aarón y les suplicó: “Oren al Señor y pídanle que me quite las ranas a mí y a mi pueblo. Entonces dejaré ir a tu pueblo para que pueda ofrecer sacrificios al Señor”.

Rueguen al Señor por nosotros, porque ya ha habido más que suficiente de los truenos y granizos de Dios. Dejaré que se vayan. No necesitan quedarse más tiempo aquí”.

Los tontos repiten su estupidez, así como un perro vuelve a comer su vomito.

Cuando la gente no es castigada rápidamente por sus crímenes, está aún más decidida a hacer el mal.

Todos los funcionarios y todo el pueblo que aceptaron este acuerdo hicieron lo que dijeron. Liberaron a sus esclavos y esclavas, sin obligarlos a seguir siendo esclavos. Obedecieron y los dejaron libres.

Un mensaje del Señor llegó a Jeremías, diciendo:

Pero ahora han cambiado de parecer y me han deshonrado. Cada uno de ustedes recuperó a los esclavos y esclavas que habían liberado para que hicieran lo que quisieran. Los obligaron a volver a ser sus esclavos.

Entregaré a Sedequías, rey de Judá, y a sus funcionarios a sus enemigos que intentan matarlos, al ejército del rey de Babilonia que había detenido su ataque contra ustedes.

El ejército del faraón avanzaba desde Egipto, y cuando el ejército babilónico se enteró, se alejó de Jerusalén.

¿Qué hare con Efraín, y Judá? El amor que me profesan desaparece como la niebla al amanecer, y se desvanece como el rocío de la mañana.

Se vuelven, pero no al Altísimo. Son como un arco defectuoso. Sus líderes morirán a espada por causa de sus maledicencias. Por eso serán ridiculizados en Egipto.

Destruiré a os que una vez adoraron al Señor y dejaron de hacerlo. Ellos no buscan al Señor ni piden mi ayuda.

Porque si un hombre agarrara a su enemigo, ¿lo dejaría escapar ileso? ¡Que el Señor te recompense bien por cómo me has tratado hoy!

“He hecho mal”, respondió Saúl, “vuelve, David, hijo mío. No volveré a intentar hacerte daño, porque hoy me has valorado y me has perdonado la vida. ¡He sido tan estúpido! He cometido un gran error”.




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